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18/9/09

Rara avis



Nunca me gustaron las palomas. Me dan asco sus pies, todos arrugados y color rosa viejo, tienen las plumas siempre desarregladas, con extraños patrones de color, las cabezas sacudiéndose adelante y atrás mientras caminan, esos ojos, círculos perfectos mirando a la nada… en resumen, son poco amables a la vista.
Que anden en patotas tampoco ayuda, cuando veo algún grupo, haciendo círculos y eses por la plaza, hay una parte de mí que está esperando que se organicen y empiecen a atacar a los transeúntes, en busca de paquetes de cerealitas ocultos. Objetivamente, no creo que un bicho tan insulso intente alguna vez un golpe de esos, pero igual las miro de reojo, vigilándolas.
Hay un sólo lugar donde no me molesta verlas, donde su aparición, de hecho, es bienvenida: Revoloteando bajo los arcos del techo de la estación de Retiro.
Ahí, con ese marco, reflejando la luz tan particular que cae sobre los andenes, las palomas adquieren un halo majestuoso. Se posan en un farol y en otro, cruzan sobre las cabezas de la gente, recordándoles que ellas, la plaga urbana, pueden volar. No tienen que esperar ningún tren, no toman colectivos. Están ahí paseando, podrían estar en cualquier otro lado, solo haría falta que se les ocurra (sí, es bastante improbable que “se le ocurra algo” a una paloma, pero la posibilidad está). Me gusta mirarlas desde abajo, irse lejos hasta otros andenes, allá donde sale el tren a Tucumán por ejemplo, lindos recuerdos, lindos pensamientos.
Entonces resulta que hoy, tras un tiempito sin volver a casa vía Retiro, noto después de un rato de estar parada en el andén, que no hay palomas, ni una. Un gorrión por allá y nada más. Miro con más detenimiento, cerca y lejos. Nada.
¿Dónde están? ¿Será la lluvia? Nunca se van con la lluvia, tampoco creo que migren… ¿Habrá alguna convención columbina en otra parte de la ciudad? ¿Las fumigaron, tal vez? ¿Se puede fumigar palomas?
No tengo respuestas.
Pero, al fin de cuentas, las extraño palomas.
Como sea, vuelvan.

27/8/09

Él todavía creía en Hollywood, ella...

Me siento en el tren y me acomodo, la cabeza contra el vidrio, toda yo bien pegada contra la ventana, evitemos el contacto humano lo más posible. Saco mi libro y busco la página de memoria, siempre me olvido de agarrar un señalador y esta edición no viene con solapas.
Escucho una tos, el muchacho de enfrente estará con catarro...tose de vuelta. Y otra vez. Esa tos me suena algo forzada, pero no voy a mirar. Si miro corro el riesgo. ¿De qué? Nunca se sabe, años de tren me enseñaron que es mejor no mirar, a no ser que estemos seguros de que nuestra mirada pasará desapercibida, siempre tenés alguien enfrente, tierra fértil para una situación incomoda.
El tipo tose una vez más y después se calla por un rato. En ese momento aprovecho y miro. Y ahí frente mío, está la razón de su tos ficticia llamadoradeatencióndelachicadeenfrente: Estamos leyendo el mismo libro, misma edición, en idioma original, tal vez comprado en el mismo lugar (altamente probable), inclusive ambos volúmenes deben haber viajado a Buenos Aires en la misma caja o aunque sea el mismo container, la única diferencia es que él va más adelantado con la lectura.
Si mi vida fuese una película de Drew Barrymore, algo hubiera pasado, una frase, una risa, una misteriosa conexión. Pero no, no pasa nada. Yo no soy Drew y él, por más que trate, nunca será Gerard Butler. Vuelvo a mi libro y “Tosesita" se da por vencido.
Yo ya tengo a mi Gerard y el libro está muy interesante como para andar distrayéndome con tontas coincidencias y gente de tos rara.

22/8/09

La mujer papa viaja a un mundo mejor, y vuelve rápido.

Hay un concepto, que acuñamos con Jugo, que es el de "la mujer papa". La papa no sólo es vaga, se sume en la inacción absoluta, la papa es capaz de mirar "Área 18" (con el inefable Nacho Goano) con tal de no cambiar de canal, la papa muere de sed porque le es inconcebible bajar a buscar agua.
La vida de la papa es una constante lucha contra el magnético poder de la vagancia, todo puede ir normal, un día con actividades, viajes en colectivo e interacción humana hasta que, de repente, se le vuelve una tarea hercúlea sacarse las zapatillas cuando llega a casa. La papa puede dormir cuatro siestas en un día y seguir con ganas de más. La papa come sandwich de fideos con mostaza, con tal de no ir al chino. La papa vegeta en la cama, el piso o el sillón y solo contesta interpelaciones con "Mmmrghhaaars" o similares.
La papa sin embargo tiene momentos de breve destuberculización en que, por una combinación extraña de eventos, se une a las actividades de los no-papa.
En el caso que analizaremos hoy, una papa se levantó a las once de la mañana de un sábado y al ver que no tenía resaca y que faltaban 3 horas para almorzar (que es su desayuno sabático), agarró la bici y se fue a pedalear al río.
Partió ella entonces, como un bólido por las calles del barrio, sintiendo el viento en la cara, mirando asombrada, como cada vez que sale a esas horas, a toda la gente que, incomprensiblemente, hace actividades los sábados a la mañana que no involucren almohadas o café con leche. Un mundo nuevo se abría ante sus ojos.
En el universo del bajo martinez-san isidro, donde comienza la bici-senda, todo se acerca a la perfección. Las casas son grandes, luminosas y rodeadas de vegetación, la gente hace todo tipo de deportes desde footing a sóftbol, con entusiasmo y dedicación. Los autos importados y de colección se alinean, con la capota baja mostrando sus inmaculados interiores de cuero beige y caoba, al borde de la vereda de los cafecitos con mesas al aire libre. Los padres enseñan a sus hijos a andar en bici y grupos de chicas pasean en rollers. La parejas sexagenarias caminan de la mano bordeando la orilla del río y las más jóvenes sacan a pasear a sus cachorros de labrador o boyero de berna.
Todo pinta una imagen tan perfecta, que la papa llega a creer que el mundo puede ser un lugar mejor, si tan sólo todos contratáramos una personal trainer y nos compráramos un mercedes-benz modelo 68.
Pero, como toda burbuja, la de la ribera también tuvo que explotar.
La papa ya etaba lista para convertrise al culto del "sabadomañanismopower", así iban a ser todos sus fines de semana a partir de ese momento. Frenó para tomar de agua de manantial embotellada, sintiendo el sol que cosquilleaba, inundándose con el paisaje, FELIZ de dejar de ser tan-papa. Cuando, mientras se acomodaba los auriculares, un señor se dirige a ella...

Desagradable viejo rompeburbujas
: ¿Te puedo invitar a tomar una coca?
Papa (sorprendida, pensando"¿no ves que curto la vida sana a partir de hoy y para siempre? ¿Coca? ¡HELLO, estoy tomando agua de manantial!"): No, gracias.
D.V.R. (tornando su voz en un ronco susurro): Entonces, por ahí a otra cosa , como ch@&#~ la c+#$@ .
Papa (indignadísima y al borde del llanto): Me podés dejar en paz, que estoy ocupada.

Y sí, así fue como la papa se dio cuenta que no se puede encontrar la perfección, ni siquiera en San Isidro. Ni loca iba a dejar su papismo consumado por la secta activa y fanática, si ni siquiera podían eliminar a los viejos libidinosos del día de bienvenida e iniciación.
Algo decepcionada, pero con secreto alivio, la papa se fue a casa, almorzó rico y durmió de 3 a 7:30, como para compensar.

7/8/09

Doping inmobiliario

Las casas bajas de mi barrio están tomando anabólicos.
Se ponen en venta y los nuevos dueños deciden que, para que sean habitables, hace falta agregarles un piso o inclusive dos, usando el estilo "bloque de concreto" o "servicio penitenciario". Como si esto fuera poco, muchos de mis arquitectónicos vecinos creen que hay que rematar el asunto pintándolas de algún color estridente como
este amarillo o este rosado o este verde.
La movida se viene dando hace unos años, pero da la casualidad que en la cuadra anterior a la mía hay cuatro monstruitos de esos en plena mutación. O sea que cuando vulevo a casa, aparte de tener que contemplar el lento surgimiento de los adefesios, me tomo un curso acelerado en guasadas, cortesía de los muchachos de la construcción. Castigo visual, con un bonus auditivo.
Gracias vecinos: espero que disfruten sus tetra-casas, y que algún trabajador se distraiga al expresarle sus deseos y pasiones a una inocente transeúnte y les haga el cableado al revés o se olvide de conectar un caño.

30/7/09

Mandale saludos a Evo

El micro desde Sucre viajó 12 horas sin parar NI UNA SOLA VEZ, vejigas gritando y piernas apachurradas. Llegamos a La Paz bien temprano a la mañana, el primer vistazo es impresionante: casitas, casitas y casitas. El bus bajó desde "el alto" haciendo lo que parecían (aunque seguro no eran) anillos concéntricos, adentrándose cada vez más en la ciudad. Notamos de pronto que viajábamos por las calles rodeados por un mar de mini-combis, tanto que, en un momento, teníamos algo así como sesenta alrededor.
Llegadas a la terminal, dos señoras con una seriedad que metía miedo, miembros de la "policía turística", nos tomaron los datos y nos eligieron un taxi, del cual también apuntaron la patente (para dejarnos bien tranquilas de que ahí nunca pasa nada). Listos los trámites, arrancamos para un hostel que un pibe que estaba medio bueno le había recomendado a Chan en un locutorio de Uyuni (otra tranquilidad).
El lugar era una mezcla de la vecindad del Chavo con la cárcel de Caseros y estaba en construcción. El gallego que atendía el boliche, encapuchado y muy parecido a Cuasimodo, nos dijo que nuestra habitación iba a tardar un rato y nos mandó a pasear. Armadas con un mapa, salimos a buscar un desayuno cercano para no caminar tanto, rumbeando para la plaza Murillo, donde correteamos palomas y sacamos fotos.
De la nada un tumulto se armó en uno de los laterales de la plaza ¡Vamos a ver qué pasa! Un auto con vidrios ahumados se acercaba a un edificio de apariencia jerárquica y unos soldaditos muy simpáticos en la puerta.
¿Será posible? Nah… ¿o sí?
Y en ese momento, la confirmación: alguien en el gentío grita: ¡Bien Evo!
ERA ÉL, lo vimos, en La Paz, una mañana fría, de sorpresa, se cruzó por nuestro camino, Evo Morales.
Y así como vino, pegó un saltito para trepar los escalones, y desapareció.

Para recordar ese gran momento: el registro visual que tomamos del hecho. El video tiene el pequeño defecto de que el sonido está levemente desfasado, pero creo que transmite bien el frenesí y la emoción del momento cuando fue tomado.

22/7/09

El calamar

Iba yo distraida mirando a la nada, cuando noto una pared callejera que tiene tatuado en aerosol:
Con verte se me llena el alma
Me dije entonces, qué curioso: un grafitero romántico que, aunque sea, busca una mínima veta de originalidad, no mucha, pero al menos alejarse de los clásicos: "Gorda te amo" o "Brian y Luisa x100pre". Algo de esfuerzo y dedicación que levantan un poco el puntaje de semejante cursileria como una declaración de amor vía paredón.
Que equivocada estaba, una segunda mirada bastó para notar dos detalles explicativos: el horrible color marrón-bordó de la pintura y un escudo deforme al final de la frase. No era a Luisa a quien nuestro anónimo poeta dedicaba su mensaje apasionado, ni a Jennifer, ni a Mary, ni a Hernán.
Era, nada más ni nada menos, que al Club Atlético Platense.

12/7/09

Paseo nocturno

Ayer en una interesante excursión al roxy, entré en una dimensión de espacio y tiempo paralelos. Sobre el escenario, muchas letras en ingles, una banda que soñaba canalizar a los Strokes o algo así y, luego, chicas metaleras (con pantalones de cuero, shorts de jean y remeras de motorhead incluidos). Abajo poco baile y mucha pose. Las bandas no eran malas en su estilo, todo lo contrario, pero eran demasiado fieles a eso: ser copias calcadas de un esteriotipo que funciona. Sin sorpresas, sin novedades. No pido que el clon de Perry Farrel que estaba sobre el escenario pele un charango en la mitad de una canción, pero sí un gesto, algo que me diga: ¡no salimos de una caja de cartón!
La sensación que queda es que mucha gente se olvida de que vive en Buenos Aires. Igualmente estuvo muy divertido y, digo, Nueva York debe ser un lindo lugar para visitar, para los que nunca fuimos, cuanto mejor si el viaje es gratis y a 5 minutos de plaza italia.

1/7/09

El sifón me rompió el corazón

Me encantan los sifones de soda, son más un juguete que un envase. La soda en si no me cabe tanto, pero la tomo solo para usar el sifón. Abro la heladera de la oficina y ahí están, en grupos de dos o tres, expectantes listos para el momento intimo que compartimos cuando elijo uno de ellos y llego al equivalente mañanerotrabajil del nirvana: SHHHFFFFSSSSSSSssssssblupblipbli
Incomparable
o lo era hasta que...
Hoy a la mañana nuestro idilio entró en crisis cuando un chorro hizo ola tsunami contra el vaso y me empapó de cabeza a pies (porque fue en ese orden). Me quedé ahí, apoyada contra la pared de la cocina fría con chiflete, goteando despacito, como si me hubiera pegado una cachetada. En código sifón eso fue un : no sé cómo decírtelo pero... no te quiero más... no soy yo, sos vos.

Auch

22/6/09

En la pared

Las medianeras de las casas demolidas me producen, por un lado, la fascinación algo morbosa de poder ver a plena luz del día un poquito del interior de lo que alguna vez fue una casa ajena y, por el otro, la idea, un poco triste, de que hubo gente que vivió miles de días dentro de esos cuartos de los que sólo quedan escombros y siluetas marcadas en la pared.
Ver una demolición es una experiencia interesante, hace poco tiraron abajo un edificio justo al lado de la oficina y estábamos todos hipnotizados por las máquinas que despacito pero sin tregua hacían cambiar el paisaje de nuestras ventanas. Esos días lo que más disfrutaba era el ruido de los vidrios cayendo y de las losas estrellándose en el piso.
Por estos días, en cambio, disfruto con una medianera que hay en una de las 71 vueltas que da el 71. No le queda mucho, excepto por un espejo gigante, un poco magullado pero casi intacto, que refleja el cielo y algún que otro poste de luz. Cada vez es más difícil encontrar una así, en esta Buenos Aires que tira abajo casa tras casa para hacer más y más edificios*, pero de tanto en tanto aparece alguna para espiar y quedarme pensando.

*brevemente poseída por el señor Azubel mientras escribía esa oración.

2/6/09

llamado a la solidaridad de sus memorias


Es una pregunta un poco extraña:

¿alguien reconoce esta casita de su infancia?¿de dónde era, qué saben de ella? la vi recién en un video y me acordé patente del timbre de al lado de la puerta que lo bajabas y le daba a una campanilla. Yo no la tenía , pero sé que la usaba en la casa de algún primo o amigo. Si alguien se acuerda algo por favor cuenteme ¡que me estoy devanando los sesos!

Pd: el video en el que la vi esta muy bueno, si les gusta el stop motion lo pueden chusmear acá es altamente recomendable los tipos se mandaron un laburo tremendo.